miércoles, 29 de octubre de 2014

Miguel Hernández

Miguel Hernández para niños
 
¡Se viste el mundo de fiesta!
Llega a Orihuela el retoño,
un claro día de otoño,
a una familia modesta.
 
Siempre está en pie muy temprano.
Cuida en la Sierra Oriolana
las cabras cada mañana:
tiene que echar una mano.

 
Por la tarde las ordeña.
Va a repartir a diario
leche fresca al vecindario,
y por el camino sueña.
 
Oye cantar al jilguero.
Observa una lagartija
que sale de una rendija.
Le encanta oler a romero.
 
Un día Miguel, por fin,
va al colegio, muy contento.
Destaca por su talento.
Allí aprende hasta latín.
 
Disfruta mucho en la escuela.
Al niño atento y flacucho
los libros le gustan mucho.
En la escuela, el tiempo vuela.
 
Su padre está preocupado.
Miguel tiene que ayudar.
Debe dejar de estudiar
y ocuparse del ganado.
 
Cuida muy bien de las cabras.
Al tiempo que pastorea,
no hay un libro que no lea:
¡le fascinan las palabras!
 
Miguel, el joven pastor,
con tres amigos o cuatro
forma un grupo de teatro
y hace a menudo de actor.
 
Entre brezos y alhucemas,
con tan sólo quince años,
mientras vigila el rebaño,
empieza a escribir poemas.
 
Su amigo Ramón Sijé
le transmite su cultura
y el amor por la lectura.
¡Tiene en Miguel tanta fe...!
 
Buscando reputación,
viaja a Madrid el poeta,
con versos en la maleta
y prisa en el corazón.
 
Muere su amigo y hermano.
Estalla una guerra cruel
en la que lucha Miguel
del bando republicano.
 
Tras sufrir enormemente,
se casa en cuanto regresa
con Josefina Manresa,
pero ha de volver al frente.
 
Los tiempos le son adversos.
No encuentra forma mejor
de soportar su dolor
que componer bellos versos.
 
Más tarde es encarcelado.
Va de prisión en prisión
escribiendo en un rincón,
triste, enfermo y desgraciado.
 
¡Cuánto añora a su criatura!
En el penal de Torrijos,
le hace una nana a su hijo
llena de amor y ternura.
 
Este poeta brillante,
un funesto y negro día,
muere en una enfermería
de la cárcel de Alicante.
 
Mas Miguel no se ha marchado.
Con sus versos que estremecen,
emocionan y enternecen,
sigue estando a nuestro lado.

Carmen Gil (http://www.poemitas.org/